Ayer, esperando el colectivo
vi a dos nenas en una bicicleta.
Se turnaban
para llevarse la una a la otra,
y se cagaban de risa
de que casi se caen.
Pensé en nosotras
cuando en circunstancias parecidas
nos movíamos livianas y fáciles
y no había ninguna necesidad de pensar
en la posibilidad de que algo
pudiera romperse
bajo nuestro peso.
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